Cómo plantarse ante la muerte.

¡Cuánto tiempo ha pasado! Más de un año... Un año. ¿Qué será un año cuando un minuto puede serlo todo? Y ahora he vuelto, pero ya nada es igual.
He podido escapar casi ileso de la situación más complicada que me ha tocado vivir: enfrentarme con la posibilidad de quedar paralizado o, peor, sin vida.

Veintitrés días de internación. Veintitrés noches largas, oscuras. Allí estoy, en esa cama; a mis pies tengo una ventana que no da a ningún lado, todo carece de temporalidad. Todo se alarga a la vista y se enlaza con el negro de la penumbra. Es mi primera noche de internación. Tengo suficientes miedos como para pensar en otra cosa que no sea en ellos. Trato de ordenar mi cabeza. Hay ruidos, muchos, demasiados ruidos. Un haz de luz se permite entrar desde la puerta, a mi izquierda, iluminando una franja estéril en la pared. Comienzo a pensar en el futuro: ¿Qué futuro? ¿Por qué me pasa esto? ¡¿Por qué carajo me pasa esto?! Trato de calmarme y de convencerme que no hay porqués y no tiene sentido buscarlos. ¿Pero tan injusta puede ser la vida? Aún no lo sé, me digo. Intento poner a prueba mi mano izquierda y rascarme el mentón: sé que la estoy moviendo, pero no puedo hallar el mentón porque no sé dónde está la mano. Siento que una lágrima quiere soltarse, pero no lo voy a permitir. ¿Será cierto que una lágrima es el alma que explota de una emoción que ya no puede sostener? Y si es así, ¿de qué explota ahora, de impotencia? Tengo tanta bronca y temor, impotencia y fastidio, dolor y tristeza que sólo quiero cerrar los ojos y obligarme a dormir. Y lo hago.

Despierto cayendo de la cama y sé que no hay nada que pueda hacer para evitar caerme. Me muerdo el labio y trato de aferrarme con mi mano de la sábana pero es inútil, la gravedad me atrae y me desparramo en el piso impactando mi cabeza con algún objeto. Sólo voy a decir que volver a subirme a la cama fue una travesía cargada de frustración.
Ya arriba no me acosté inmediatamente, me mantuve sentado observando la ventana, lleno de furia y lágrimas que brotaban de mis ojos. No voy a morir. Y menos que menos esta cosa que tengo en la cabeza me va a quitar mis sueños. No lo va a lograr. No lo voy a permitir.

Ese fue el click.

Uno a uno, todos y cada uno de mis seres queridos empezaron a desfilar delante de mí, como reales, pero yo sabía que era sólo mi imaginación trabajando en la oscuridad. Me propuse pelearla, con fuerza, tragándome el dolor y esperando el combate sin miedo. Podía perder, pero no iba a ser por rendirme. No. Y si iba a perder... no, no iba a perder. No.
Soy Emmanuel Frezzotti, tengo 21 años y hoy y ahora no estoy dispuesto a morir ni a resignar mi libertad de moverme. No lo sueñes.

1 Comment:

  1. Anónimo said...
    Memo, como este es un espacio público, voy a tomarme el trevimiento de presentarme en forma concisa... Mi nombre es Juampi y soy amigo de Memo.

    Estoy acostumbrado a leer blogs basura, por eso me siento raro en este blog. A ser sincero, le tengo miedo...
    Como no se expresarme muy bien y ante tal iminencia voy a tratar de ser corto y escribir lo justo y necesario!

    Con respecto a lo que leí, la verdad que lo que escribíste, mejor dicho detallás en tus relatos es un tanto escalofriante y entiendo que a ninguno de nosotros nos hubiese gustado estar en ese lugar. Vos tuviste la desgracia de estarlo, y la verdad que te admiro, te admiro por la fortaleza que tuviste para enfrentar tu problema. Yo sé que nunca me hubiese bancado algo así, no hubiese podido soportarlo. Sos muy fuerte. Esto era algo que tenía ganas de decirtelo y decidí decírtelo por aca... si me preguntas porque, no lo se... quizas sea para estrenar un comentario en este precioso blog.
    Te repito lo mismo que te dije más arriba, te admiro y todavía me pregunto como hiciste para estar de buen humor durante todo el tiempo que te íbamos a visitar... sos un groso, no hay duda...

    Aprovecho este momento y estas alocadas líneas para decirte que todos tus amigos te bancamos a muerte (y mucho mas) y que como siempre y tal como lo sabés podés contar con nosotros para cualquier cosa (no te abuses), hasta si querés, para que actuemos en algunos de tus cortos (joda). Bueno pbt, como vos frecuentemente decís, creo que la vida es linda (para no decir bella y me acusen de plagio) y haciendo hincapié a esa frase me estoy llendo a la terraza a tomar sol acompañado de una muy buena coca para refrescar mi cuerpo (como no podía faltar, la hora de la estupidez).

    Para terminar este comentario, quiero cerrar diciendo a la gente que deje de leer blogs basura y busque blogs buenos como este, como lo hice yo...

    Saludos...

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