Denso dolor de verano.



El insoportable calor húmedo de verano brotaba sin anestesia desde las paredes; y el ventilador de techo, hastiado, no daba abasto; sólo hacía que el aire saturado se moviera sin ánimo de ser un paliativo. La atmósfera era agobiante y todo parecía ser parte de un gran sinsentido, hasta ese ruido mudo que se escabullía desde las paletas de madera que chillaban de vez en cuando intentando mostrar su descontento, dando a entender que su laboriosa existencia no tenía razón de ser. Eran chillidos quejosos pero apagados, porque en ese lugar todo poseía movimiento y, a la vez, cada acción era acompañada por una gran pesadumbre.
Las paredes seguían derritiéndose en una pesada humedad e iluminadas por un débil hilo de luz que se las ingeniaba para escurrirse por entre medio de las espesas cortinas oscuras, pero dada la pequeñez del espacio, la luz resultante sólo alcanzaba para lograr una penumbra tímida, de grandes contrastes y figuras corroídas.
Al ver que el aire ya estaba suficientemente viciado, Carlos en un simple movimiento, carente de voluntad y cargado de pereza, apagó el puro en el cenicero que reposaba a su lado. Él estaba recostado en el medio de la inmensa cama, la completa desnudez sólo era impedida por su ropa interior. Las sábanas habían sido arrojadas al suelo hacía largo rato y Carlos mataba los segundos siguiendo con su mirada el girar del ventilador; intentando convencerlo, al final de cada vuelta, que su trabajo servía de algo, aunque ambos sabían que no era cierto. Así cada vez, y, entre medio, el chillido quejoso y apagado de las aletas frustradas y rendidas. Y el calor, el insoportable calor.
Cuando las cenizas del puro largaron su último suspiro de denso humo, Carlos notó que desconocía por completo qué hora era, incluso qué día. Dada la temperatura dedujo que era verano, pero luego consideró la posibilidad de que podía ser un caluroso día de invierno, extremadamente caluroso. A sí mismo se dijo que no era de extrañar, el tiempo estaba loco. Tal vez por el ambiente, o tal vez por todo lo demás; su mente hilaba pensamientos con extraña lógica, y todos ellos eran tan confusos como el presente de su vida sin pasado.
Imaginó de pronto un año para su existencia; y por motivos desconocidos, la primera sensación fue la de sentirse en el siglo XVII, tal vez XVIII, en medio de una Europa convulsionada. Pero luego regresó la vista al ventilador y un despojo de conciencia lo hizo darse cuenta de que esas aletas debían estar moviéndose gracias a la energía eléctrica. Algo imposible de ser en la época antes imaginada. Entonces situó su presente en plena década del setenta, durante el siglo XX. Pensó, a lo largo de unos segundos, el espacio; pero su mente estaba cegada por la claustrofóbica sensación de derretimiento.
Tal vez con la intención de hallar un halo de vida en todo ese sitio, se movió esta vez con más decisión y encendió nuevamente su puro. Llenó su boca de humo y lo lanzó segundos después, cuando ya había jugado lo suficiente con él. Recostó nuevamente la cabeza en la almohada e intentó en vano recordar su anterior pensamiento. Intuía que cada instante que pasaba era un momento que no volvería, pero a la vez se sentía estático en algún sitio entre el mundo real y su propio mundo; atrapado y sin forma de escapar.
En ese sitio, pensó, las leyes físicas responderían de otra manera. Tal vez, continuó, allí el aire poseía un peso y una densidad mayor que en el mundo real, eso explicaría la dificultad con la que el ventilador giraba o, también, lo mucho que a él le costaba moverse. En ese instante sonrió satisfecho con su explicación que albergaba una coherencia que no creyó poder alcanzar. Luego quiso entender por qué él estaba allí, pero esfumó rápidamente ese cuestionamiento cuando se percató que encontrar esa respuesta sería extremadamente difícil.
Aceptó, por ende, la realidad tal como estaba planteada y prosiguió llevando sus pensamientos a trivialidades, como seguir convenciendo al ventilador de continuar su marcha monótona. Porque había notado que cuando no se lo exigía, éste perdía velocidad.
De manera estrepitosa, un retazo de pasado cayó de golpe en sus recuerdos olvidados. Quiso ignorarlo cerrando los ojos, como si una mirada interior pudiera barrer con lo que no se desea recordar, pero de pronto descubrió que no serviría de nada. Ahora el mundo real y el de esa habitación comenzaban a converger con más lógica; y al observar sus extremidades notó que estaban sujetas al dolor de la muerte de su hijo. Y el dolor era inmenso. Con gran esfuerzo logró sentarse, una batalla estaba transcurriendo dentro de sí. Se recordó cinco minutos antes, totalmente rendido y perdiendo sin atenuantes.
Carlos se paró, recorrió con la mirada la habitación y halló la puerta. El terrible dolor lo seguía aferrando, pero supo que podría salir. Y el ventilador chilló de manera más prolongada y se detuvo sin remedio.

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7 Comments:

  1. Zeus!! Auténtico Crepúsculo Nocturno said...
    Excelente, como siempre. Me alegra mucho que estés adentrado en un proyecto personal (desconocido para nosotros, por el momento); yo en julio del año pasado también estuve dentro de un arduo proyecto, que tuvo como resultado la publicación de mi segundo libro artesanal: "After Crepúsculo". Mucha suerte.
    Julián
    Anónimo said...
    Memo, nuevamente deleitándonos con tus muy especiales, creativas y sentimentales historias. La verdad que debo felicitarte, porque además de ser un gran amigo sos un gran escritor.
    La música me acompañó mientras leía estas líneas y así tanto como la lectura, culpable de haberme abstraido del mundo real para hacerme sentir partícipe de la historia. Excelente trabajo. Felicitaciones.

    Un abrazo.
    Ivana Fernández said...
    Un muy buen relato, como siempre!!!

    De paso aprovecho este espacio, para felicitarte por el nuevo proyecto que emprendes.....estoy segura de que será todo un éxito, vos lo mereces por lo que sos y por lo que procovas, con cada unas de tus palabras....!

    Que la espera sea paciente y segura de que traerá algo muy bueno, seguí así y mucho suerte con todo lo nuevo que se te viene!

    Besos!

    Ivana.-
    Anónimo said...
    hace bastante tiempo que no pasaba por este mundo maravilloso que has creado para nosotros...
    sinceramente cada vez me sorprenden mas ls fuerza de tus palabras, que llegan a mi de una manera tan especial...
    debo decir que cada vez que leo tus historias todo tipo de sentimientos surgen de mi, a veces me confunden, porque para mi que tengo tan solo 16 años que unas simples palabras me conmuevan y me inspiren de tal manera me sorprende...
    con toda sinceridad me hubiese encantado conocerte, y poder compartir con vos muchos de mis pensamientos y "teorias" referidas a todo el campo literario y del cine...
    con tus palabras la soledad ya no me abruma tanto...
    estoy feliz con tu nuevo proyecto que seguro concretaras con exito...
    gracias por haber aparecido en mi vida de una forma tan ausente y a la vez tan presente...
    Francesco said...
    Emmanuel :

    Excelentes descripciones, y una muy buena bajada de lineas entre metaforas y palabras concretas.
    Para mi la escritura forma parte de mi vida, como la manera de plasmar visiones.

    Felicitaciones.

    Atte. Fran.
    Anónimo said...
    Empece a leer lo que escribis y me gusto, cuando tenga mas tiempo sigo leyendo, las fotos muy buenas tambien, Yo que tambien escribo, te hago una pregunta ¿no tenes miedo al plagio?, yo no quiero publicar por internet nada hasta que tenga el derecho de autor. No es dificil y no es tan caro. Yo se lo que cuesta escribir cuando nos dedicamos a otras cosas que nos ayudan a subsistir, asi que cuida lo tuyo ya que es bueno. Tengo un dato que puede ayudarte, pones tus escritos en una carta documentada y la envias a tu misma dirección, nunca la abris y si alguien quiere decir que algo que escribiste es suyo podrias defenderte con eso.
    Emmanuel Frezzotti said...
    Anónimo: Muchas gracias por tu comentario, espero que sigas leyendo.
    Te cuento que absolutamente todo lo que publico en el blog está inscripto como corresponde en el registro de la propiedad intelectual. Jamás publico algo sin antes registrarlo.
    Tengo entendido que la carta documentada enviada a uno mismo no sirve en una instancia legal. Ten cuidado.

    Muchos saludos.

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